Decepcionar
¿ 1 f. Engaño ?
Hace unos meses me hicieron una reflexión sobre la decepción. En un
sentido más allá del semiótico, casi metafísico, me atrevo a decir.
Pues bien, yo me sentía terriblemente decepcionada; porque había
ocurrido algo de una manera que no era la que yo esperaba. No se cumplieron mis expectativas sobre ese algo.
sentido más allá del semiótico, casi metafísico, me atrevo a decir.
Pues bien, yo me sentía terriblemente decepcionada; porque había
ocurrido algo de una manera que no era la que yo esperaba. No se cumplieron mis expectativas sobre ese algo.
Indirectamente, yo culpaba de ese amargo sabor de boca a otra persona.
Yo me sacudía toda la culpa y la echaba en dirección de otro; con toda la certeza de que me habían hecho creer tal cosa, y ahora no estaban cumpliendo con su palabra.
Pero no es así. Nadie en todo el mundo hace que alguien crea tal cosa: es uno mismo el que interpreta una serie de hechos y, probablemente sin darse cuenta, les da un significado que es
totalmente subjetivo. Porque cada cabeza es un mundo, y por eso cada mente hace
las asociaciones que le parecen más congruentes según el bagaje que ya tiene.
Así que, de la misma manera, las expectativas se las crea o inventa cada uno; sacamos conclusiones constantemente sin pararnos a pensar demasiado, un poco dejándonos llevar por nuestros deseos, seguramente. Y cuando estas expectativas no se cumplen, o no resultan ser exactamente iguales o muy parecidas a nuestras ilusiones o esbozos de cómo nos gustaría que ocurrieran las cosas, entonces creemos haber sido decepcionados.
De eso nada; la decepción, igual que todo lo anterior, es fruto únicamente de nuestra mente.
Me di cuenta del sentido pronominal del verbo: uno se decepciona, únicamente porque no se
siente satisfecho con cómo han resultado las cosas. Y los demás… Los demás no tienen culpa, a no ser que queramos limpiarnos las manos y culpar a alguien ajeno de nuestras ilusiones.
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